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Recordar también es viajar: el poder humano detrás del Día de los Muertos

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Por Tourism Innovation Consulting


Cada noviembre, México se llena de flores naranjas, velas encendidas y aromas dulces que parecen guiar el camino de quienes regresan por una noche. El Día de los Muertos no es una fiesta cualquiera: es una conversación entre mundos, un encuentro entre la memoria y la esperanza.


En los pueblos de Michoacán, Oaxaca o Ciudad de México, miles de familias preparan ofrendas con fotos, platillos típicos y objetos cargados de significado. Al hacerlo, no solo honran a sus seres queridos: también invitan a quienes visitan a participar de una experiencia profundamente humana. Detrás del colorido, de las calaveras y de la música, hay un mensaje que trasciende fronteras: recordar también es vivir.


Durante esta semana, ciudades como Oaxaca, Pátzcuaro o Ciudad de México reciben miles de viajeros que buscan comprender esa relación única que los mexicanos tienen con la muerte. El impacto económico supera los 1.500 millones de dólares, pero el valor simbólico es incalculable. Cada altar, cada flor de cempasúchil y cada historia compartida forman parte de un relato que se renueva año tras año y demuestra cómo la cultura puede ser también motor de desarrollo sostenible.


Quienes viajan en estas fechas no solo descubren una tradición: se encuentran con una manera distinta de mirar la existencia. Y ese encuentro transforma la forma de entender lo que significa viajar.


Tradiciones que nos recuerdan quiénes somos


En toda Latinoamérica, las celebraciones populares son una ventana al alma de nuestros pueblos. Desde el Carnaval de Barranquilla, el Inti Raymi en Cusco o la Fiesta de la Tirana en Chile, cada una de estas expresiones guarda una historia de resistencia, fe y comunidad.


Estas festividades no solo atraen visitantes: sostienen oficios tradicionales, impulsan economías locales y fortalecen el orgullo de pertenecer a una cultura viva. Detrás de cada danza, cada canto o cada tejido, hay generaciones que han aprendido a preservar su identidad a través del arte y la emoción compartida.


El turismo tiene aquí un papel crucial. Cuando se gestiona con sensibilidad, se convierte en un aliado de la memoria: favorece la conservación del patrimonio inmaterial, fomenta el intercambio respetuoso entre culturas y abre caminos para que las comunidades sean protagonistas de su propio desarrollo.


Pero también existe un desafío: evitar que estas celebraciones pierdan su sentido profundo ante la mirada del turismo masivo. El equilibrio está en mantener su autenticidad, en no convertirlas en un producto vacío, sino en una experiencia que inspire, eduque y conecte.


Un turismo que conecta


Hablar de turismo cultural no es solo hablar de destinos: es hablar de vínculos. De cómo un viajero puede acercarse a una comunidad sin invadirla; de cómo cada experiencia puede convertirse en una oportunidad de encuentro y aprendizaje.


Desde la formación, la educación continua y la innovación —pilares fundamentales para profesionalizar el sector—, podemos acompañar estos procesos con una mirada ética y humana. Un turismo que conecta es aquel que entiende que las tradiciones no se observan desde afuera: se viven, se respetan y se valoran.


Y cuando logramos que quienes viajan comprendan el porqué de cada costumbre, de cada gesto o de cada altar, el turismo se transforma en una experiencia significativa, capaz de dejar huellas reales tanto en el visitante como en la comunidad que lo recibe.


Porque detrás de cada celebración hay una historia que merece contarse con corazón.


En el fondo…


El Día de los Muertos nos recuerda que viajar también es recordar. Que el turismo puede ser un puente entre la vida y la memoria. Y que las tradiciones, cuando se viven con autenticidad, nos enseñan la lección más importante: celebrar lo que somos, incluso en la ausencia.


Viajar a través de la cultura es una forma de reencontrarnos con nuestra humanidad compartida. Porque más allá de las fronteras, lo que realmente nos une es el deseo de mantener viva la historia, el amor y los lazos que nos hacen comunidad.


*Este artículo es producto del equipo de trabajo de Tourism Innovation Consulting, como parte de nuestro compromiso con un turismo más consciente, innovador y profesional.


Si deseas compartirlo, te invitamos a hacerlo siempre citando la fuente original.



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