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El turismo no se transforma solo: la sostenibilidad empieza en las personas


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Por Tourism Innovation Consulting


Cada 27 de septiembre celebramos el Día Mundial del Turismo, una fecha que invita a reflexionar sobre el presente y futuro de una de las industrias más influyentes del mundo. Este año, el lema oficial es “Turismo y transformación sostenible”. Y aunque es un concepto poderoso, se ha convertido en una frase repetida en discursos, campañas y publicaciones que muchas veces se quedan en lo superficial.


En Tourism Innovation Consulting creemos que la transformación sostenible no se logra con consignas ni con modas pasajeras. La verdadera pregunta es: ¿quién hace posible esa transformación? La respuesta no está en los manuales ni en los planes estratégicos: está en las personas que construyen el turismo todos los días.


Más allá del discurso: las personas detrás de la sostenibilidad


La sostenibilidad no es un cartel colgado en la recepción de un hotel, ni un certificado que cuelga en la pared de una agencia. Es la suma de decisiones diarias que impactan comunidades, economías y ecosistemas.


¿Quién decide si un turista visita un destino saturado o uno emergente?¿Quién elige proveedores locales o internacionales?¿Quién diseña un itinerario que respete los tiempos de la naturaleza o, por el contrario, la presione al límite?


Todas estas decisiones las toman personas: guías, agentes de viajes, empresarios, gestores de destinos, estudiantes y autoridades. Y es ahí donde radica el verdadero reto: si esas personas no están formadas y preparadas, la sostenibilidad se queda en buenas intenciones.


La formación como motor de cambio


El turismo es una de las industrias más dinámicas y complejas. Para hablar de sostenibilidad de manera seria, es necesario entender al menos tres dimensiones:


  • Económica: garantizar que los beneficios lleguen a las comunidades y no se concentren en pocos actores.

  • Social: respetar y valorar la cultura local, generando inclusión y bienestar.

  • Ambiental: minimizar el impacto de las actividades turísticas en la naturaleza.


Ninguna de estas dimensiones se sostiene sin formación continua. Un guía que aprende sobre interpretación cultural puede transformar la manera en que los viajeros entienden un lugar. Un agente de viajes que comprende la importancia de la movilidad sostenible puede cambiar la huella de carbono de cientos de pasajeros. Un hotel que capacita a su personal en eficiencia energética puede marcar una diferencia real en el destino.


Por eso insistimos en algo que nos define: no hay turismo sostenible sin profesionales que sepan cómo hacerlo posible.


Historias de transformación real


La teoría suena bien, pero lo que realmente marca la diferencia son las prácticas. Hemos visto destinos que, en su afán de crecer, descuidaron la formación de su gente. El resultado: experiencias mediocres para el visitante, conflictos con comunidades locales y un modelo insostenible que colapsó en pocos años.


Por el contrario, también hemos visto proyectos turísticos modestos que, gracias a la capacitación y el compromiso de sus equipos, lograron evolucionar hacia modelos admirados y sostenibles. La diferencia no estaba en el presupuesto, sino en la visión y preparación de las personas que los lideraban.


Estos ejemplos confirman una verdad incómoda: el turismo no fracasa ni triunfa por falta de planes, sino por falta de profesionales formados que sepan llevar esos planes a la práctica.


Innovación y humanidad: las dos caras de la sostenibilidad


Hablar de sostenibilidad en 2025 es también hablar de innovación. La inteligencia artificial, los datos y la digitalización ya son herramientas al servicio del turismo. Con ellas, un destino puede anticipar flujos turísticos, optimizar recursos y diseñar experiencias más responsables.

Pero aquí hay un matiz importante: esas tecnologías no funcionan solas. Necesitan personas que las interpreten y las utilicen con propósito. La innovación sin formación puede ser incluso contraproducente.


Además, la sostenibilidad no se limita a cuidar el planeta. También significa cuidar a quienes hacen posible la experiencia turística: trabajadores, comunidades y culturas. Un turismo verdaderamente sostenible es también más humano: reconoce el valor de cada persona, fomenta la inclusión y protege la dignidad de quienes viven del sector.


Un turismo que evoluciona desde adentro


El futuro del turismo no depende de repetir lemas cada año, sino de lo que hagamos en el presente. La sostenibilidad requiere profesionales capaces de innovar, destinos que apuesten por la educación y empresas que integren la sostenibilidad en su ADN, no como un checklist de moda, sino como una forma de trabajar y de relacionarse con el mundo.


La transformación sostenible empieza en cada decisión diaria: cuando un viajero elige con conciencia, cuando un guía se prepara mejor, cuando una empresa capacita a su equipo, cuando un destino mide su impacto y lo mejora.


Un llamado a transformar el turismo


El turismo no se transforma solo. Lo transforman las personas. Y en esa transformación, la sostenibilidad no es un fin lejano, sino un camino que recorremos con cada acción consciente, cada innovación bien aplicada y cada profesional comprometido.


En este Día Mundial del Turismo, nuestra invitación es clara: sigamos aprendiendo, formando y profesionalizando el turismo. Porque solo así lograremos un sector que no solo crezca, sino que también cuide, conecte y deje huella positiva en cada destino.


Esa es la verdadera transformación sostenible.


*Este artículo es producto del equipo de trabajo de Tourism Innovation Consulting, como parte de nuestro compromiso con un turismo más consciente, innovador y profesional.


Si deseas compartirlo, te invitamos a hacerlo siempre citando la fuente original.


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